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Estamos atrapados detrás de las doble-bloqueadas puertas europeas
existimos sin propósito alguno
los rayos solares tiemblan de que las ciudades sean tristes e inhóspitas
pájaros carnívoros torturan a los cielos
El euroejército adelanta salvajemente
hacia las torres de las colonias fosilizadas
con banderas mortíferas
Un lado sangra por bayonetas lineales
y el otro se extiende a la forma de libertad
hasta que toda la luz meridiana
encuentre suelo sólido para descansar
El sudor del obrero es de las siderúrgicas de vértigo.
Aprovecha de un minuto rayo de luz y
del conocimiento mínimo,
para sumergirlos en las tiernas mejillas
del recién nacido,
esperando mudar
las alturas de las águilas perdidas y
mojar el polen de la abeja dormida.
No agachamos la cabeza delante de los lleva-capotes
y su horrible cuartel,
y es así que mantenemos la libertad, el lenguaje,
las costumbres, la tierra de los olivares,
y es así que desafiamos
la grandeza de sus cereales y sus
tierras sembradas, la belleza de la vida
y del habla.
El destino del mundo no pertenece a la semilla
violenta y a la guerra de los mercenarios
de la UE y los Estados Unidos, ni a los beneficios y
la sed interminable de la "democracia" de su Bolsa y de su petróleo.
Nosotros somos un rincón del cielo
en nuestro flujo estelar, un río de sangre
lleno de vida,
nosotros regamos el granero
de la paz, para trasplantarlo
en los corazones de los pueblos.
Mañana construiremos nuestras propias fábricas y
tractores para arar el alba
que abrirá sus ojos y sus
brotes a la mera defensa del pan,
de la cultura y libertad.
Nuestra democracia es un abrazo
en alta mar, pintada
del sudor del obrero y de los sueños
de sus hijos que fundamentan la paz mundial.
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